En algo tan simple, particular, especial y único como que los Reyes de Oriente atraviesen la oscuridad de la noche en alas delta y parapentes iluminados.
A ellos, les precede una estrella que les guía hasta el pueblo.
Los visitantes les dan la bienvenida lanzando globos luminosos en la zona de aterrizaje; donde llegan también los pastores que, a su vez, descienden con antorchas por la ladera de la montaña.
En su bajada escriben la palabra “PAZ” como deseo que solicitan sus Majestades.
Una vez llegan todos a la plaza, pastores, Reyes y visitantes ofrecen sus regalos al Niño Jesús presente en el Portal.
Las hogueras, migas, caldo y chorizo que ofrecen los lugareños, vestidos con ropa de época, caldean el ambiente festivo.